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AKIRA: la película que lo cambió todo

  • Foto del escritor: Ángela Souto
    Ángela Souto
  • 25 sept 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 30 sept 2019

Quiero estrenar mi sección de publicaciones con Akira, una película de anime dirigida por Katsuhiro Otomo estrenada en 1988. La cinta está basada en el manga homónimo y creado por el mismo Otomo. Los diseños de personajes y la ambientación fueron adaptados desde el manga original, mientras que el argumento difiere algo de la realidad del manga ya que éste aún estaba en proceso de publicación.



La historia se desenvuelve en 2019 en la ciudad de Neo-Tokyo, un Tokyo futurista y reconstruido tras una supuesta explosión nuclear que desencadenó la Tercera Guerra Mundial. Los protagonistas, Kaneda y Tetsuo, son miembros de una banda de jóvenes motoristas llamado los Cápsulas. Son amigos desde la infancia y se criaron en el mismo orfanato. Kaneda, más fuerte y tenaz, protegió a Tetsuo desde el momento en el que éste llegó nuevo al orfanato. Vemos pues así una relación de amistad muy fuerte, casi como de hermanos, y a la vez una dinámica de poder en la que Kaneda está por encima de Tetsuo, lo que crea un gran complejo de inferioridad en éste. La dinámica de líder-subordinado que tienen estos dos es crucial para el desarrollo del argumento. Sin destripar mucho más, hay que comentar que el gobierno experimenta con niños que tienen poderes psíquicos administrándoles fármacos para potenciar estos poderes. Por accidente, Kaneda y Tetsuo se ven sumergidos de lleno en esa operación secreta gubernamental, desencadenando así la acción de la película.



La estética y animación de Akira fueron muy rompedoras, ya que las animaciones japonesas de la época eran más estáticas y con un diseño más dulce, primando las producciones del Studio Ghibli en japón, que imitaban el estilo Disney. La animación de Akira es rápida, fluida, dinámica, orgánica y visceral. Y digo visceral de manera literal: en una de las últimas escenas, y de las más impactantes, uno de los personajes muta en una especie de masa deforme de carne y venas, con elementos tecnológicos como cables y metal, recordando un poco al cine de Cronenberg. Hay que destacar que todo en Akira está animado a mano: cada detalle, cada juego de luces y sombras, cada expresión y movimiento… lo que dota a la película de un gran realismo. De hecho, las luces, los colores y las sombras juegan un papel protagonista a la hora de crear esa estética tan característica de Akira, que fue una de las bases para asentar lo que más tarde se conocería como estética (o subgénero) cyberpunk. La música también juega un papel crucial en la ambientación de la película: son piezas musicales estridentes y envolventes, muy rítmicas, que juegan mucho con los agudos, las percusiones y las voces y respiraciones como un instrumento más. La banda sonora de la película ayuda mucho a meterse de lleno en ella, y cada canción está perfectamente creada y escogida para la escena que acompaña.

Este filme también fue muy rompedor por los temas que trataba: desde las explosiones nucleares, algo muy reciente en Japón, hasta el concepto nietzscheano del superhombre. Comienza siendo una película de acción que desencadena en una reflexión filosófica y psicológica (pero sin perder la acción).



Akira es considerada película de culto y una de las mejores películas de animación y ciencia ficción de todos los tiempos. Así es que ha servido como referencia tanto en el cine como en la televisión (ejemplos serían Ghost in the Shell, Elgen Lied, Midnight Special, Looper e incluso Stranger Things). Es una obra que no pierde valor según pasa los años, sino al contrario. El hecho de que una cinta tan buena fuera realizada a finales de los 80, avanzada a su tiempo, hace que aún se valore y se disfrute más.



Para concluir, me gustaría destacar un dato muy curioso: En la película, los Juegos Olímpicos se realizarán en la ciudad de Neo-Tokyo en 2020 (de hecho el estadio olímpico en construcción juega un papel importante en ella). En la realidad, los próximos Juegos Olímpicos, que coinciden en 2020, tendrán lugar en Tokyo. No se si es una extraña coincidencia o que entre el Comité Olímpico Internacional se encuentran fans de Akira, pero me parece un dato que le aporta aún más magia y curiosidad a la película.

Por cierto, para saber por qué la película se llama Akira la tenéis que ver, ya que si os lo digo os estaría destripando una de las partes más importantes e impresionantes de ella. Os prometo que no os defraudará. Y si os gusta y os interesa más recomendaría leer el manga, pues se adentra mucho más a fondo en la ciudad de Neo-Tokyo y sus personajes.


¡Muchas gracias y hasta la próxima publicación!



 
 
 

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